lunes, 27 de junio de 2011

LA NIÑA DE JUNTO AL CIELO

San Juan de Lurigancho es considerado el distrito más populoso de Lima y allí encontramos a “Las Malvinas”. Un asentamiento humano en el cual la vida no vale nada; O bueno. Casi nada. Soy privilegiada de contemplar un panorama que muchos no pueden apreciar desde su casa. Y no precisamente porque vivo en un muelle, malecón o puerto cerca al mar, sino que vivir como invasores en los cerros hace que te beneficies con esa vista.

Desde que llegué a este barrio entablaba conversación con chicas de mi edad en ese entonces, pero conforme pasó el tiempo cada una de ellas salía embarazada. Fue como si una racha estuviera atacando al barrio. Desde ahí mis padres me prohibieron relacionarme con alguien más. Solo saludar a los vecinos por respeto y eso no ha cambiado hasta ahora.

Al costado de mi casa vive la señora Susana “La loca” y su hija Mireya “Loca Junior”. Así le apodó mi mamá. Siempre desde las 7.30 a.m. nos despierta con lo mejor de su repertorio musical de “Chacalón”. Pareciera que escucha en volumen máximo, porque la bulla es demasiada y muy desagradable. Se la pasa gritando por las puras y se dice de ella que su conviviente la dejo por ser muy violenta, grosera y sufrir de depresión. Pero por lo visto eso ha repercutido de su madre, puesto que ambas sufren el mismo problema.

De los demás vecinos no sé nada o casi nada, lo que si queda muy claro es que ellos si conocen tu vida al revés y al derecho. No sé cómo, pero lo saben. Lo delatan las miradas y murmullos que dirigen cada vez que se acaban de enterar una “calientita”.

Este asentamiento cuenta con una cancha de fútbol y no precisamente con gras o material noble, más bien es una pampa en la cual se han puesto tres palos de cañaveral en cada extremo que simulan ser el arco. Eso sí, solo juegan los mejores, ya que todos los domingos realizan como una especie de campeonatos; todos vestidos como verdaderos futbolistas y las hinchadas sentadas en las piedras o ladrillos donde hallaran la mejor comodidad para disfrutar de un buen partido. “La señora Conchita” aprovechando el momento, se coloca en la puerta de su casa a vender un rico ceviche con tallarines rojos y papa a la huancaína (que tal combinación).
Y bueno. Si no hay siquiera una buena cancha de futbol, pues mucho menos hay un parque donde uno pueda quitar el estrés aunque sea.

En la esquina de mi casa se encuentra “La tía veneno” ni siquiera sé su nombre, pero la gran mayoría la conoce y llama así. Ella vende en su carrito sanguchero comida “chatarra”, es decir salchipapas, pollo broaster y hamburguesas. Colocando una mesa y un par de bancas donde los comensales puedan degustar de su sazón acompañados de la televisión en sintonía de la serie más vista no solo en mi barrio “Al fondo hay sitio”.

Y a la otra esquina se encuentran “Los aliados” así dicen llamarse por ser del equipo blanquiazul “Alianza Lima”. Siempre se la pasan fumando, tomando, peleando, gritando (pasándose la voz o “gileando”. Sus nombres no los sé.

Este es mi barrio y he aprendido a adaptarme desde hace mucho tiempo a ella. A pesar de que no contamos con un santo de concreto y una cascada que lo acompañe al finalizar la calle, si vamos a misa todos los domingos y cada mes de octubre que llega el Sr. De los milagros del distrito, estamos esperando ansiosos su llegada colocando cadenetas, globos y una mesa pequeña donde se coloca flores y su imagen en un cuadro a la espera de bendecir el lugar donde vivimos.


2 comentarios:

  1. :D
    Es que el combinado siempre será del pueblo, Katty. Ja ja ja.

    Me gustó el post, pequeño pero bueno. Será que siempre he tenido un gusto por las historias más populachas, y eso mesclado con algo de talento... tú talento: quedó bien. :)

    "No habrán 4x4 en mi barrio pero mi vecino tiene una motocar." Y es que la vida que pasan las personas en lugares así es más real, si lo real es de lo que más hay.

    Saludos.
    Un abrazo.

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  2. Gracias por tu comentario...
    Que bueno que te haya gustado

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