lunes, 4 de julio de 2011

DESEO CAMINAR TRANQUILA




“Vengo de las alturas, por donde brilla el sol” como dice la canción. Y no necesariamente vivo en la sierra, sino en uno de los tantos cerros del distrito de San Juan de Lurigancho. De ese por donde ahora me dirijo a bajar y mirar el campeonato de fútbol de los suburbios. Los Tigres Vs. Los campeones, son los equipos listos para la pichanga, unos cuarentones dispuestos a ganar la copa que aparentaba ser valorizada no menos de s/.50.

Me gusta ver este acontecimiento, ya que el barrio se une y nos llenamos de algarabía mientras los finalistas se preparan a dar lo mejor. Y es que prefiero este escenario, que el de un día antes o como casi todos lo demás días, donde las barras de Alianza Lima y Universitario se enfrentan con sus mejores sables, navajas, piedras y pistolas por dejar en alto su equipo.

Si se supone que la población urbana en el mundo era hasta el año pasado el 60% me concientiza a preguntarme mientras ya ha comenzado el partido. ¿Qué nos espera? Y la única respuesta que se viene al cerebro es: No sé. Me asusta pero ¿Debo preocuparme? Para eso está la policía. Desgraciadamente, esta es corrompida por algunos miserables soles. ¿Y el gobierno?, quien siempre jura que la violencia urbana será erradicada en nuestro país. Pues no se hace casi nada. Sin embargo, porque culpar a los demás si se dice que eso es problema de educación por lo tanto, proviene de casa.

Continúa el segundo tiempo con un empate de 1 a 1 y recuerdo que los problemas con los jóvenes, no son solo en los suburbios y eso lo corrobora un estudio de World Resources Institute donde indican que la violencia interpersonal son las que más ascienden en los países en vías de desarrollo. Y la Universidad de Toronto en Canadá, indica que los índices de crecimiento en la población urbana, no son problema y que sólo al combinarse con otros factores, como las crisis económicas y un debilitamiento de la acción del Estado, contribuyen a la violencia.

Me pido una Chanfainita con Tallarines rojos y una carapulcra con Chancho que al ojo se ve y huele a sazón chinchana. De pronto, escucho a mi costado dos adolescentes de unos 15 y 17 años, con aspectos muy descuidados y hasta mal alimentados, hablar de la transformación a “Super Sayayin” del famosísimo personaje Gokú y su victoria al matar a un tal Frezzer con un Kame-Hame-Há. No cabe la menor duda que los medios de comunicación son también un factor muy influyente en la sociedad y si se trata de cambiar moldes en jóvenes con mucha más razón. Según la revista Enlace de Nicaragua, en el mundo existen revistas y periódicos donde venden violencia de nivel primario donde se construye una población distorsionada, puesto que incluyen dureza en la vida cotidiana. Asimismo, la televisión difunde conductas violentas y genera modelos, valores y técnicas delictivas. A los 16 años un niño colombiano ya habrá visto 150.508 actos violentos, 17.520 asesinatos y 224.640 comerciales, pues los programas de fin de semana muestran un promedio de 18 actos violentos por hora.

¿Qué hacer para no terminar como ciudad Juárez en México? Que es la ciudad más violenta del mundo. En donde el peligro consiste en estar vivo, donde cada día ocurren de 8 a 15 asesinatos, donde más de 5 mil personas han muerto desde que el 2008 comenzó la guerra del presidente de México y el Ejército contra el narcotráfico, donde los trabajadores de gimnasios, bancos u otros, tienen que vivir en sus centros de labores para salvaguardar sus vidas y donde el silencio huele a muerte latente.

Yo, al menos por mi barrio, deseo caminar tranquila sin mirar a los costados o atrás y estando a la defensiva hasta con quien me pregunta por la hora. Los traumas quizás no pasen tan fácilmente de mi cabeza tras circunstancias perjudiciales como robos, presenciar que alguien se drog
a, escuchar al dirigirme a casa que se aproxima una “bronca” dentro de unas horas. Porque esto puede trascender en el tiempo. ¿Qué hacer? Me lo sigo cuestionando mientras suena el pito indicando el final del juego y logrando “Los Tigres” la ansiada copa del barrio Las Malvinas.

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